Tu navegador no soporta JavaScript!
Logo de Grupo Irma, comprender para fortalecer

Solos llegamos rápido, pero juntos, llegamos lejos.

Esta frase solemos escucharla con frecuencia en el ámbito de la sociedad civil o como invitación para crecer en el trabajo colaborativo, en la empresa, incluso, en la familia. Procuro evocarla para recordarme porqué hacemos lo que hacemos en IRMA y, sobre todo, en cómo lo hacemos; invitando a sumar para efectivamente llegar lejos, muy lejos como personas y sociedad.

En este caminar de casi 23 años, no dejo de sorprenderme al ver cómo se han ido sumando voluntarios, benefactores, amigos, colaboradores y ahora, hasta alumnos con los que hemos ido formando comunidad.

Te comparto a ti que me lees en este momento, que uno de los grandes retos de todos estos años es invitar a donar. ¡Cuántos paradigmas hemos visto cambiar! Empezando por IRMA, por mi misma. Recuerdo el primer donativo que pedí, me moría de nervios de ¡vergüenza! Si, caray, de pena porque pensé que solo estaba pidiendo dinero. Y en ese entonces, buscaba en mi directorio de amigos y familia a personas que tuvieran ¡él perfil! Si, un perfil socioeconómico alto, una capacidad adquisitiva importante y por supuesto, buscaba a quien pudiera amar a nuestra IRMA en su causa, en su deseo de incidir en una cultura de empatía, respeto y promoción de la dignidad de toda persona, para ser vista y atendida en su dolor más íntimo.

¡Qué difícil tarea! Y solía hacerla sola, por supuesto, me hacía acompañar de alguna amiga colaboradora casi siempre, sin embargo, me sentía sola, con pena y miedo de no alcanzar la sostenibilidad financiera necesaria para tener un equipo sólido de personas profesionales, de pagar una renta, gastos e impulsar los proyectos. Buscaba a ese gran donador perfecto que resolviera.

Mis primeros encuentros fueron agridulces, desde negativas por “no tener dinero para donar”, tengo un viaje, una colegiatura o la mensualidad del coche por pagar, hasta negativas por “¿por qué no mejor ayudas a quienes no tienen casa, o están enfermos, o con hambre…?” en lugar de “lo que haces”; y salíamos con las manos vacías. Al mismo tiempo, empezamos a ver los primeros ¡Si, claro, con gusto! ¡que pena que no puedo dar más! ¡gracias por hacer lo que yo no puedo hacer! “yo solo puedo darte dinero. Llegaron donativos grandes, medianos y pequeños, de quienes menos esperábamos.

Cada donativo ha sido un gran maestro, nos ha mostrado quién está detrás de él, nos renueva la esperanza, la alegría el empuje y el compromiso por seguir buscando hacer bien el BIEN, de multiplicar, de contagiar a otros y a otros más. Hemos aprendido que no necesitamos esperar a tener resuelto “lo mío” para pensar en los demás, que “andando la carreta se acomodan los aguacates”, que sobre la marcha vamos sumando, integrando voluntades, compromisos propios y hasta anónimos.

Cada benefactor ha empezado a contagiar a otros de ese impulso por unir, por hacer alianza, para no “resolver” solos la problemática que vemos es inmensa, para coinvertir socialmente, para aportar un porcentaje al proyecto de ayuda. Así nos han mostrado un mejor camino, en donde si llegara a caerse una pieza pequeña, no pasa nada porque puede suplirse. Si yo dono, animo a otro para hacer lo mismo, me siento con confianza y autoridad para hacerlo, porque di ya ese paso. Porque me siento corresponsable y me animo para pedir cuentas, para aportar también ideas y para ayudar en su aplicación.

En todos estos años, se han ido sumando voluntarios de talento, de recursos económicos, de beneficiarios que han trascendido a ser colaboradores, mentores y donadores de lo que no les sobra. Hemos aprendido de quienes donan su tiempo, que muchas veces son los que más ocupados están y los que aportan cada mes sus 100, 500 o mil pesos son muchas veces los que viven al día.

Hoy te invito a que construyamos juntos esta cultura del dar, del darnos, de querer llegar lejos, de ser más empáticos, solidarios, amables y generosos. Solo así seremos mejores personas, contagiando de bien y esperanza a quienes están al lado nuestro.

Mari Carmen Alva

Instituto IRMA

Suscríbete

Ingresa tu email y recibe los últimos artículos y novedades de Grupo Irma

También te puede interesar

CUANDO LO QUE NECESITAMOS ES APOYO Y LO QUE RECIBIMOS SOLO SON CONSEJOS.

Ver al otro, escucharlo, percibir su necesidad, para construir una verdadera relación de apoyo, empatía y compasión.

Lo bueno de tener visitas

¿Qué sueles hacer cuando alguien va a visitarte?…

Reflexiones al rededor del mes de mayo y la celebración del día de las madres.

Reconocer, validar y acompañar son las tres acciones para reflexionar en este camino de ser más empáticas y solidarias con nosotras mismas

Comentarios

3 respuestas a “Solos llegamos rápido, pero juntos, llegamos lejos.”

  1. Venancio Hernández dice:

    Qué actividades ofrece la organización ?

  2. María Esther Cardoso Escamilla dice:

    Gracias por compartirnos tus retos y el camino que has recorrido,
    me contagia tu entusiasmo y perseverancia.

Responder a IrmaPrensa Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *