El inicio de un nuevo año trae consigo la idea general de mejorar en uno o varios aspectos de la vida, puede ser en el ámbito personal, profesional, familiar, académico, etc.
Bajo esta óptica las Organizaciones de la Sociedad Civil, (OSC) también marcan sus propósitos, no solo su planeación estratégica del año -la cual es muy importante, pues da la ruta a seguir de las actividades que la lleven a la sostenibilidad de sus programas y a la sustentabilidad de la organización- también en aquellas acreditaciones y certificaciones que le permitan una mayor visibilidad, cumplir parámetros de calidad, de institucionalidad y de rendición de cuentas.
El asunto en cuanto a trámites no suena muy divertido, y créanme, por experiencia propia sé que no lo es, sin embargo; siendo sinceros todos los propósitos que nos planteamos al inicio de año, pueden sonar desafiantes y motivadores, pero los procesos para cumplirlos pueden no ser muy divertidos o sencillos y al principio no los vislumbramos, pues nos centramos en los resultados. Por ejemplo, ¿cuántas veces ponemos alguna excusa para retrasar nuestra práctica del ejercicio, o nos damos “permisos” en una dieta, o bien ahorrar una parte de nuestro ingreso para el viaje soñado? Entonces nos desmotivamos y vamos abandonando nuestros propósitos.
Pero ¿qué pasaría si de esa actividad, permiso o trámite dependiera la continuidad de algo más grande? En el caso de las OSC el no cumplir en tiempo y forma alguna declaración, lograr una certificación o acreditación por mencionar algunas, nos puede llevar a crisis importantes. Sabiendo esto, vemos la manera y buscamos el mejor camino para sí o sí cumplir con los propósitos de mejorar año con año nuestros procesos internos que repercuten en ofrecer un servicio de calidad a nuestra población destinataria y a su vez lograr un impacto positivo en la sociedad. Lo que nos hace ver no solo la meta, sino el paso a paso para lograrla.
Bajo esta lógica, piensa en tus propósitos de año nuevo, no sólo veas el resultado que quieres alcanzar, sino todo el proceso, los hábitos que tendrás que incorporar a tu rutina, de manera que el proceso vaya avanzando y que el propósito se cumpla con pequeñas acciones, pues por menores que parezcan al sumarlas se vuelven parte de alcanzar el resultado.
Para cerrar quiero compartir una reflexión, que hace tiempo leí en una red social, y desde ese momento se volvió mi guía para definir mis propósitos: “Piensa bien en tus propósitos del año. Es probable que te propongas algo que en realidad tú NO deseas. A veces nos proponemos lo que el mundo quiere de nosotros y descuidamos nuestros más genuinos deseos”
Este 2023 piensa en lo que verdaderamente quieres y de esta manera será más fácil conseguir aquello que en realidad anhela tu corazón, disfruta el proceso porque más allá de la meta este camino es el que te va a regalar muchos aprendizajes. Finalmente te propongo que te plantees un propósito exclusivo para ti, para tu autocuidado, desde consentirte con una rutina de skincare, un cambio de look, un café contigo, un momento de pausa para ti, el iniciar un proceso terapéutico, lo que consideres de ayuda, donde la prioridad seas tú, regálate un momento de cada uno de los 365 días de este año.
Tania Aguirre
Instituto IRMA
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